La matanza de los abogados de Atocha del 24 de enero de 1977, provocó numerosas muestras de solidaridad hacia los asesinados pertenecientes al PCE , a la vez que demostró que el partido era capaz de controlar a sus masas y actuar de forma responsable y en el entierro se evidenció la necesidad de la legalización del partido.
Dicha legalización tuvo lugar el día 9 de abril de 1977, en plena Semana Santa, aunque ya desde diciembre de 1976, el PCE estaba en situación de “tolerancia”, que se hizo patente con la llegada en febrero del exilio de Santiago Carrillo, permaneciendo oculto aunque mantenía contactos con la oposición.
Para forzar el reconocimiento, Carrillo se dejó ver por Madrid, y su detención en los últimos días de diciembre de 1976 se explica por la necesidad que tenía Adolfo Suárez y su gobierno de demostrar autoridad y eficacia policial, por lo que tan sólo estuvo detenido una semana y, aunque se tuvo la tentación de enviarle fuera de España, finalmente fue liberado y de hecho su partido adquirió la condición de tolerado.
El gobierno temía las reacciones militares, lo que demuestra que la transición fue un complicado proceso en el que se oponían las posturas de Gobierno y oposición hasta que finalmente Suárez, acabó aceptando la legalización, tras un encuentro secreto con Carrillo en casa de un amigo común, produciéndose un entendimiento entre los dos políticos, que duraría todo el período de la transición.
Suárez decidió la legalización un Sábado Santo en que, por ser vacaciones, era menor la capacidad de reacción de la clase política y la prensa, siendo esta la decisión más arriesgada de toda la transición política y una auténtica obra de artesanía desde el punto de vista jurídico, pues la legalización podía suponer un inmediato contragolpe por parte de la derecha.
En este momento hubo una gran tensión en los altos mandos militares, que se mostraron contrarios a la medida, aunque la aceptaron por "disciplina y patriotismo" y el almirante Pita da Veiga, dimitió como ministro de Marina, produciendo la segunda crisis militar de la transición.
A lo largo del mes de abril, Suarez continuó la labor con la desaparición del Movimiento Nacional, cuyo ministro pasó a ser secretario del Gobierno, mientras el PCE en sus mítines, hizo abandonar la bandera republicana a aquellos que todavía la llevaban.
Por su parte, Santiago Carrillo, secretario general del partido, declaró que “se trata de un acto que da credibilidad y fortaleza al proceso hacia la democracia y ahora lo indispensable es que los demás partidos sean también legalizados”.
El Partido Comunista de España se legalizó después de estar cerca de cuarenta años proscrito, con su inscripción en el Registro de Asociaciones Políticas del Ministerio de la Gobernación.
La noticia de la legalización, se propagó con gran rapidez antes de que fuese anunciada por la radio y la televisión y en la sede del PCE, fueron congregándose numerosos militantes, quienes festejaron la noticia e izaron una bandera del partido en el interior del edificio.
Se puede entender perfectamente, que la fecha de la legalización del partido PCE, es el inicio de la decaída del Presidente Adolfo Suárez. Le fueron poniendo trabas y obstáculos por su camino hasta que le hicieron dimitir. Formando otro partido y los españoles en su mayoría le dejamos solo. Se comprendo que al verse apartados por unos e incomprendidos por otros, le sucedió lo que le sucedió. Se encerró en sí mismo, terminando sus días tal y como terminó.
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