Tal día como hoy el 25 de abril de 1607, la armada de las Provincias Unidas de los Países Bajos, destruye la totalidad de la flota española amarrada en la bahía de Gibraltar.
“La batalla de Gibraltar” fue un combate naval ocurrido durante la Guerra de los Ochenta Años entre España y los provincias Unidas de Holanda, en el que estos últimos, sorprendieron y atacaron durante cuatro horas a la flota española, terminando con una victoria total para los holandeses.
Los atacantes - dirigidos por el almirante Jacob van Heemskerk - disponían de de 26 barcos de guerra y cuatro cargueros y los españoles de 21 barcos, incluyendo 10 galeones de los más grandes de su época.
Los holandeses, una vez dentro de la bahía, sufrieron la perdida de su almirante, que resultó muerto a consecuencia de las heridas sufridas en una pierna, por una bala de cañón.
No obstante esto, debido a la mayor maniobrabilidad de sus buques y la sorpresa de los españoles, atacaron, capturando o destruyendo la totalidad de los barcos de estos. Los atacantes perdieron solo 100 hombres incluyendo a Van Heemskerk, pero en cambio los españoles, toda la flota y las tripulaciones de los barcos, que se estimaba en unos 4.000 hombres.
El almirante español Juan Álvarez de Ávila murió también en el ataque, siendo esta la primera victoria de la armada holandesa sobre la española.
Existe un cuadro de Adam Willaerts, donde se plasma la batalla y se describe el ataque por parte de los navíos de las Provincias Unidas a la flota española en la Bahía de Gibraltar.
Willaerts, sigue en muchos detalles las fuentes literarias contemporáneas que documentaron detalladamente aquella batalla, pues fue la primera victoria de la armada holandesa sobre la española.
El estatismo general de la escena, responde todavía al paisajismo flamenco, en bandas de color paralelas, esquema que Willaerts mantendrá hasta bien entrado el siglo XVII, aún cuando la nueva corriente naturalista que a partir de 1620, que se impuso en la pintura holandesa, lo había dejado anticuado.
Sin embargo, las dos grandes columnas de humo en el plano medio, confieren a la escena una articulación espacial más naturalista y el agua pintada con bandas paralelas de pequeñas ondas con espuma, es un recurso característico de Willaerts, que lo empleó por primera vez en este cuadro.
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