Tal día como hoy 21 de abril de 1486, Fernando “el Católico” firma la Sentencia arbitral de Guadalupe que pone fin - en teoría - a la servidumbre de los Payeses de Remensa en Cataluña.
La llamada “Guerra de los Remensas” fue una revuelta popular de campesinos contra los abusos señoriales que comenzó en Cataluña en 1460 y terminó diez años más tarde, tras muchos muertos y sin llegar a un resultado definitivo.
El rey Fernando II “el Católico” finalizó el conflicto con la denominada Sentencia Arbitral de Guadalupe que tuvo lugar en 1486, por la que se abolen los “malos usos” o abusos feudales señoriales, a cambio del pago de una indemnización de los remensas a estos.
El conflicto, había surgido a principios del siglo XIV, en un momento en que el crecimiento de las ciudades catalanas y la expansión de la Corona de Aragón llevó a un declive de la población rural, lo que se acrecentó además con la epidemia de la Peste Negra.
Ante esta situación, los nobles feudales comenzaron a aumentar con dureza las reglas que ataban a los campesinos a la tierra – siervos de la gleba, denominados en Cataluña pagesos de remensa- , así como a aumentar los derechos señoriales - “malos usos” - que sobre ellos ejercían.
Los payeses intentaron convencer al rey, para que introdujera reformas que acabaran con los abusos de la nobleza, lo cual sin duda interesaba al monarca ya que tendría en los campesinos una fuerza para oponer el poder de los nobles, con quienes estaba siempre en constante lucha.
Ya Alfonso V de Aragón “el Magnánimo” había permitido a los campesinos a mediados del siglo XV formar un “síndico remensa”, es decir la posibilidad de que estuviesen agremiados, lo cual limitó los abusos señoriales, pero el obispo de Gerona, situado de parte de los nobles y la Generalidad de Cataluña, controlada por estos, forzaron al rey a retractarse.
Su hijo Juan II - padre de Fernando “el católico - en guerra contra los nobles, solicitó a los campesinos su ayuda y en mayo de 1461, estos se declararon a su favor, estallando al año siguiente la Primera Guerra Remensa, donde los payeses, al mando de Francesc de Verntallat, tras diez años de lucha ayudaron a Juan II a ganar la guerra, aunque ni se erradicó la servidumbre ni se introdujeron reformas importantes.
Con la población empobrecida y diezmada por la contienda y la economía debilitada, el rey Fernando II dictó una serie de medidas, con la intención de revitalizar la economía, plasmada en la “Sentencia Arbitral de Guadalupe” de 1486.
En ella se abolieron algunos derechos feudales, que hasta entonces obligaban a los campesinos a pagar tributos, limitaban su libertad personal y permitían su maltrato, estableciendo un nuevo tipo de contrato, que garantizaba a los payeses la posesión de la tierra durante años y su transmisión en herencia.
Pese a esta sentencia, en Aragón y Valencia, la nobleza mantuvo gran parte de sus privilegios y las condiciones de los campesinos sometidos a servidumbre- muchos de ellos moriscos - continuaron siendo muy duras.
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