Tal día como hoy, 14 de marzo de 1944, comienza el regreso a España de los miembros de la “Legión Azul”, los últimos voluntarios repatriados de la División Azul.
La Legión Azul -“Blaue Legion”en alemán - fue una unidad de voluntarios españoles, sucesora de la División Azul, durante la Segunda Guerra Mundial.
Los orígenes de esta unidad se encuentran en 1943, cuando se disolvió la División Azul, disponiéndose su retorno a España y el gobierno franquista se encontró con que muchos divisionarios, decidieron permanecer combatiendo junto a los alemanes y ante ello, transigieron en el mantenimiento de una unidad menor, tipo regimiento, que siguiera combatiendo, por lo que en noviembre de 1943 se creó la oficialmente denominada “Legión Española de Voluntarios”, también conocida como “Legión Azul” de unos 2.000 hombres, así como varias unidades aéreas llamadas "Escuadrillas azules".
Esto sucedía, cuando la diplomacia española, trataba de lograr una fórmula para mantener el vínculo con Alemania, y para ello se autorizó su creación, siendo concentrados para iniciar la instrucción e imponiéndoseles una férrea disciplina y un duro entrenamiento, hasta el punto que en quince días se registraron siete deserciones más seis intentos frustrados, todos los cuales fueron repatriados a España, ya que se quería forjar una unidad sólida y fiable.
A mediados de diciembre, la unidad fue agregada a una División alemana y destinada a un sector del frente, pero ante la ofensiva soviética se vio obligada a retirarse junto al resto del ejército alemán, siendo trasladados por ferrocarril a la retaguardia.
En enero de 1944, los soviéticos comenzaron un imparable avance, y la retirada fue especialmente penosa por las bajas temperaturas y las avanzadillas enemigas, optando los españoles por desembarazarse de la impedimenta y continuar su marcha a través de bosques y ciénagas, hasta ocupar posiciones defensivas en las afueras de la población de Liuban, para proteger la estación y a las unidades alemanas en retirada, sufriendo muchas bajas en los ataques y contraataques y recibiendo varias condecoraciones alemanas.
Pero a finales de enero se ordenó retirada general, marcha realizada bajo durísimas condiciones climáticas que terminó por destrozar el equipo y las botas de fieltro, añadiendo a las elevadas bajas producidas por el enemigo, unos doscientos evacuados por congelación en los pies.
Mientras, aumentaba la presión de los Aliados para que los voluntarios españoles se retiraran, consiguiendo al fin que el gobierno franquista cediera y, el 6 de marzo, comenzó la repatriación, aunque muchos rechazaron volver a España y permanecieron en el frente, ya plenamente integrados en unidades alemanas, luchando hasta el final de la guerra en la Batalla de Berlín, durante los últimos días del conflicto.
La diplomacia española, ante el cariz que tomaba la guerra para Alemania, quería desvincularse lo antes posible del problema, mientras las potencias aliadas intensificaban su presión sobre Madrid, llevando a cabo embargos de alimentos y materias primas, como medidas de presión.
Durante la repatriación, la moral de los españoles era muy baja, siendo la última unidad en entrar en Irún a mediados de abril y, a finales de ese mes, el Gobierno de Franco, anunció oficialmente la extinción de la Legión de Voluntarios Españoles, declarando que todas las personas que prestasen servicio militar a gobiernos beligerantes, estaban sujetos a la pérdida de la nacionalidad española, amenaza esta que no fue suficiente, para impresionar a un considerable número de legionarios que, a pesar de todo, decidieron continuar, hacia el fin, la lucha junto a los alemanes.
¡Cuántas cosas han pasado con españoles de protagonistas, aunque sea colateralmente, en la Historia de Europa en el siglo XX!
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