sábado, 12 de marzo de 2016

Tirso de Molina, precursor de Don Juan Tenorio, otro gran olvidado.

Tal día como hoy 12 de marzo de 1648, muere en Soria el dramaturgo español fray Gabriel Téllez, más conocido por su  seudónimo de “Tirso de Molina”.

Tirso de Molina fue un religioso mercedario español, que destacó como dramaturgo, poeta y narrador en el  periodo Barroco, sobre todo como autor teatral en las comedias de enredo.

De padres sirvientes, se dijo que era hijo natural del Duque de Osuna, pero esto hoy está desechado, ya que Tirso habría necesitado entonces dispensa papal para entrar en la Orden de la Merced, además de que el Duque entonces era muy viejo y además, se encontraba viviendo en Nápoles.

Fue ferviente seguidor de Lope de Vega, a quien conoció de estudiante en Alcalá de Henares y toda su vida defenderá la concepción del teatro de este autor, ingresando en 1600 en la Orden de la Merced y ordenándose sacerdote en 1606 en Toledo, donde empezó a escribir.

En 1612 vendió sus primeras comedias, y ya por entonces, empezó a tener problemas con las autoridades religiosas, lo que lo llevó a retirarse en 1614  un año a un monasterio de Aragón y luego en 1616 marchó a Santo Domingo durante tres años más, como profesor de teología de su universidad, donde conoció historias de la conquista de América que usaría en sus obras.

De regreso a España en 1618, se instaló en Madrid, volviendo a publicar comedias que causaron un gran escándalo, siendo su obra objeto de estudio por una de las “Juntas de Reformación” del Conde-Duque de Olivares para “moralizar” las costumbres, diciéndose de él que : “El escándalo que causa un frayle merçenario que se llama el Maestro Téllez, por otro nombre Tirso, con Comedias que haçe profanas y de malos incentivos y exemplos”. 

La Junta le desterró a Sevilla, pero esta persecución no logró desalentar su vocación de escritor aunque en 1625 la Junta volvió a castigarle con reclusión en el monasterio de Cuenca, por escribir comedias “de malos incentivos y ejemplos”, y pidió su excomunión mayor si reincidía, aunque  pese a todo Tirso siguió escribiendo y si no se tomaron medidas mas graves contra él, fue debido al fracaso del Conde-Duque en su política.

Entre 1632 y 1639 estuvo en Cataluña, como cronista de su Orden y compuso la Historia general de la Orden de la Merced, pero los enfrentamientos con otros frailes de su Orden, lo llevaron al destierro en Cuenca en 1640 y tras ser comendador en un convento en 1645, murió en Almazán en 1648.

Una de las obras a él atribuidas, “El burlador de Sevilla” ha tenido gran influencia en la cultura mundial, origen del mito de Don Juan y el convidado de piedra, siendo Don Juan, un noble sevillano que altera el orden social deshonrando a cuantas mujeres puede, y finalmente es castigado por la estatua funeraria del padre de una dama burlada, que lo mata y lo arrastra a los infiernos.

La obra dramática de Tirso, se caracteriza por la enorme complicación de los argumentos, a veces difíciles de seguir, como “Don Gil de las calzas verdes”, pero a cambio, posee el secreto de la intriga para interesar al espectador con su imaginación.

Fue el primer autor que dio profundidad psicológica a los personajes y los caracteres femeninos destacan en sus obras, que pese a ser enredadores e intrigantes, tienen siempre salidas para las situaciones más difíciles, gracias al ingenio de este fraile.

Su fama trascendió de las fronteras española aun en vida, superando entonces incluso a Calderón de la Barca, pero sin embargo luego fue un “gran olvidado en España” durante más de un siglo, hasta que a finales del XVIII algunas de sus piezas fueron recuperadas.

4 comentarios:

  1. En él se cumple, una vez más, el mal trato que siempre en España se da a los que despuntan, porque son mejores, sobre los demás.

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    1. Desgraciadamente aquí se cumple el dicho de que, "todos los martillazos van siempre al clavo que sobresale..". Constante y desgracia Historia, se llama eso.

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  2. Otro gallo nos cantara, si los españoles tratáramos mejor a nuestros sabios congéneres, y no despuntara como siempre ese mal común y tan español llamado "envidia".

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    1. Es nuestra mas destacada característica. De la que por cierto, no podemos estar muy orgullosos...

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