domingo, 13 de marzo de 2016

Vicente Rojo, defensor de Madrid en la Guerra Civil.

Tal día como hoy 13 de marzo de 1937, durante la Guerra Civil española, el gobierno republicano nombra jefe del Estado Mayor del Centro en  teniente coronel Vicente Rojo.

Vicente Rojo Lluch, fue un militar español del Ejército republicano durante la Guerra Civil, conocido por su participación en la defensa de Madrid y la planificación de la Batalla del Ebro y la de Brunete.

Su padre sirvió en Cuba como soldado de reemplazo, quedándose luego en el ejército donde ascendió hasta teniente y cuando murió, Vicente ingresó en la Academia Militar como huérfano, finalizando sus estudios en 1914, poco después que Franco y en la misma academia.

Por su bajo sueldo y buscando tener ascensos en el escalafón, solicitó destino en Marruecos, donde en junio de 1918 ascendió a capitán, trasladándose con su mujer a Toledo y ocupando en la Academia de Infantería, diversos puestos docentes cerca de una década.  

En agosto de 1932 y ya comandante, al estallar la guerra civil, se mantuvo leal a la República, participando en la organización de las fuerzas republicanas tras el golpe de Estado, ascendiendo a teniente coronel y a partir de entonces, su fama como organizador le hizo ser designado para detener el avance nacional en Madrid.

En julio de 1937 se puso en marcha la ofensiva de Brunete, organizada por él, y la sorpresa funcionó en los primeros momentos, siendo los franquistas rechazados, pero al poco se detuvo la ofensiva, por problemas de abastecimiento de municiones y al final fracasó.

Ascendido a general en octubre de 1937, su operación más ambiciosa fue la ofensiva del Ebro, pero aunque los primeros avances fueron exitosos, no lograron detener finalmente a las tropas de Franco, que cortaron el 15 de abril, la comunicación de Barcelona con Madrid y Valencia, comenzando la ofensiva nacionalista de Cataluña.

Tras la caída de Barcelona, su preocupación era que el ejército republicano pasase ordenadamente la frontera y en febrero de 1939, pasó él a Francia donde se reunió con su familia, hasta que decidió trasladarse a Buenos Aires, donde vivió escribiendo opiniones militares en el diario “Crítica”. 

En 1942, el gobierno de Bolivia le ofreció la cátedra de Historia Militar en su Escuela de Estado Mayor y comenzó a dar clases a oficiales bolivianos, hasta que en 1953 su esposa vuelve a España a ver a su familia y esto le hace pensar la posibilidad de regresar.

En febrero de 1957 cuando llega, se le abre un expediente informativo como “procedimiento rutinario a los que llegan del exilio”, pero acaba en causa criminal, por “rebelión militar” donde  piden treinta años de prisión, siendo finalmente juzgado por "auxilio a la rebelión", por el hecho paradójico de “no haberse rebelado contra el gobierno legitimo de la República”.

En 1958 se dicto  la sentencia de cadena perpetua e inhabilitación absoluta, y a la vez el indulto para la primera, pero no para la segunda, mientras en su entorno, el clima esta enrarecido y los conocidos evitaban contacto con él, siendo vigilado  por la policía.

Vicente, que padecía un enfisema pulmonar debido al tabaquismo, falleció en junio de 1966 y la noticia fue dada de forma muy escueta y curiosamente solo el diario “El Alcázar” - órgano de los excombatientes franquistas - destacó el prestigio de que gozaba entre los militares por su capacidad profesional.

A pesar de estar en el bando republicano, se definió siempre como católico, apostólico y romano  viviendo tras la guerra de su trabajo como profesor y de escribir libros especializados en ciencia militar.

7 comentarios:

  1. Otro de los muchos españoles a los que la guerra 'se llevó por delante' porque se mantuvo leal... ¡Paradojas de la vida!

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    1. En las guerras civiles, la lealtad es un cocepto mudable Pepe. Depende de quien gane es lealtad o es traición...En este caso, le tocó lo segundo.

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  2. Seguro que te apoyas en una bibliografía de fundamento, pero como muchos de nuestra generación he leído cuanto he podido sobre aquella guerra que marcó nuestra infancia, los datos que tengo sitúan a Rojo como Jefe de Estado Mayor en noviembre del 36, al comienzo de la conocida como batalla de Madrid.

    Entre los libros de mi biblioteca digital --unos de pago y otros 'pirateados', para qué negarlo-- tengo el libro escrito por el propio Vicente Rojo titulado "Así fue la defensa de Madrid". En la Presentación del libro, un señor tocho, José Andrés Rojo puntualiza: "Cuando el Gobierno se trasladó a Valencia, dejando Madrid en manos de la Junta de Defensa que presidía Miaja, fue nombrado «Jefe de Estado Mayor del General Jefe de la defensa de la Plaza de Madrid» y se convirtió, por tanto, en el máximo responsable de las decisiones militares que afectaban al desafío de cumplir una orden terminante: resistir." La fecha no estoy totalmente seguro si fue el 6 o el 7 de noviembre de 1936.

    Saludos.

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    1. Mi opinión personal estimado Pedro, basada siempre mis fuentes - y con el debido respeto a los muertos - es que Miaja fue un bluff. Al principio de la guerra, su actuación en Córdoba generó muchas sospechas en la zona republicana. No obstante lo cual, fue trasladado a Valencia como gobernador militar y tomo el mando de la III División Orgánica. Cuando en noviembre de 1936, el gobierno republicano temiendo la llegada de las tropas franquistas, abandonó la capital, se le nombró Presidente de la Junta de Defensa de la capital y jefe de su defensa, pero no Jefe de Estado Mayor, todo ello ante el recelo de muchos, que pensaban que no sería capaz de defender la capital de los franquistas. Fue el teniente coronel Vicente Rojo que era el Jefe de Estado Mayor -y no él -, el que logró reorganizar las defensas y principales unidades en la capital.

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  3. En las memorias sobre la Guerra Civil del periodista de Pravda y según diversas fuentes agente personal de Stalin, Mijaíl Efímovich Koltsov, éste presente en todos los escenarios de Madrid en esos días, deja muy claro que el Gobierno de la República dio por perdido Madrid y dejó atrás a Vicente Rojo sin ninguna esperanza de frenar el avance de los golpistas. Solo el gran sentido de lealtad a la legalidad democrática de este militar y su gran fe en si mismo y profesionalidad, obraron el milagro de organizar un frente que aguantara.

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    1. Esta opinión la comparto completamente. El general MIaja, siendo el jefe "teorico", vivió a la sombra de Rojo, auténtico artífice de la defensa de Madrid.

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  4. Efectivamente, me parece muy acertado recoger en tu artículo una de las paradojas de estos tristes hechos. Se trata del hecho de que la acusación habitual (con sentencia de muerte) para todos los dirigentes civiles o militares que no apoyaron el golpe, es decir tanto los que se opusieron como los que simplemente se abstuvieron, fue de "rebelión militar". El mundo al revés, que ejemplo más claro de injusticia y falta absoluta de legitimidad. Y luego las monedas ponían "Caudillo de España por la G. de Dios", en cierto modo eso era cierto, y luego nombró a su heredero y aquí seguimos, de la legalidad a la legalidad decían....

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