domingo, 6 de marzo de 2016

Cuando Canarias pasó a ser del reino de Castilla

 Tal día como hoy 6 de marzo de 1480, los reyes de Castilla y Aragón, ratifican el “Tratado de Alcaçovas”, en que Portugal entrega a Castilla Canarias, a cambio de posesiones en África.
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El Tratado o Paz de Alcaçovas, fue un acuerdo firmado en esta villa portuguesa, el 4 de septiembre de 1479, entre representantes de los reyes Católicos, Isabel y Fernando y el rey de Portugal, que fue ratificado el 6 de marzo de 1480.

El tratado resolvió la paz entre Portugal, Castilla y Aragón, reconociendo a Castilla soberanía sobre las islas de Canaria y a Portugal la exclusividad de la conquista del Reino de Fez y otros territorios africanos, aunque también se acordó que Juana “la Beltraneja”, rival de Isabel la Católica, renunciase al trono castellano y optase entre casarse con el heredero de Fernando e Isabel, al cumplir este los catorce años o recluirse en un convento, opción esta por la que Juana se decidió.

El conflicto venia de antiguo, pues al morir Enrique IV de Castilla en 1474 existían dos pretendientes al trono, su hija Juana “la Beltraneja” apoyada por Portugal, y su hermanastra Isabel de Castilla, ya casada con Fernando de Aragón.

La guerra estalló en 1475, favorable al bando isabelino a partir de la batalla de Toro de 1476 y continuó por mar, donde hubo derrotas castellanas, por lo que la incapacidad portuguesa para ganar la guerra en tierra llevaron a iniciar negociaciones de paz en 1479.

Durante todo el siglo XV,  Portugal y Castilla habían ido internándose en el Atlántico, planteándose a quién le correspondía conquistar las Canarias y aunque inicialmente el Papado se mostró neutral, en 1452 el papa Nicolás V favoreció a los portugueses, otorgándoles control exclusivo sobre estos territorios, lo que llevó a apresar barcos castellanos, provocando un enfrentamiento diplomático.

En 1456 el Papa, Calixto III, confirmó el monopolio de Portugal, resultando de nuevo  perjudicado el reino de Castilla, por lo que en 1475, tras el estallido de la guerra, la reina Isabel reclamó que partes de África y Guinea pertenecían a Castilla e incitó a sus comerciantes a navegar a ellas sin autorización portuguesa, iniciándose la guerra naval en el Atlántico.

Todo ello forzó a buscar un acuerdo final, firmado en la localidad portuguesa de Alcáçovas, donde los monarcas reconocieron los perjuicios causados por la guerra, acordando restablecer la paz entre ambos y para evitar más conflictos, repartirse los territorios atlánticos, quedando la mayoría para Portugal, con la excepción de las "islas de Canaria".

En base a esto, el rey de Portugal dio instrucciones para “arrojar al mar a los tripulantes de todo barco no portugués que fuese interceptado en lo sucesivo en las aguas asignadas a Portugal” y aunque Fernando e Isabel hicieron cumplir el Tratado a sus súbditos, a partir de 1480 hubo numerosas expediciones ilegales y de piratería.

Muchos historiadores afirman, erróneamente, que en Alcáçovas se fijó el paralelo de Canarias, como límite entre España y Portugal, pero el texto del tratado no lo menciona ni habla de ello y al parecer el motivo por el que Isabel y Fernando tardaron tanto tiempo en autorizar la expedición de Colón, fue por esa inseguridad jurídica y no por motivos náuticos o de otra índole.

Sea como fuere, a raíz de las protestas portuguesas se inició un nuevo periodo de negociaciones entre Portugal y Castilla, obteniendo esta ultima, durante 1493, una serie de bulas papales, llamadas  “Bulas Alejandrinas”, para las tierras descubiertas por Colón y venían a establecer un nuevo reparto del Atlántico que dejaba en desuso el Tratado de Alcaçovas, pese a lo cual se recordó a Colón, antes de iniciar su segundo viaje, la prohibición de tocar  tierra en la Guinea.

Debido a las protestas del  rey de Portugal por las bulas papales, el “Tratado de Tordesillas” de 1494 terminó aceptando un nuevo reparto, un poco más favorable a Portugal que las Bulas Alejandrinas.


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