miércoles, 9 de marzo de 2016

Luis de Requesens, brillante servidor público, muerto en la indigencia.

Tal día 9 de marzo de 1576 - tras permanecer tres días insepulto por falta de fondos - es enterrado en Flandes el gobernador Luis de Requesens.

Luis de Requesens y Zúñiga, fue un militar, marino, diplomático y político español, gobernador de Milán y los Países Bajos, consejero de Juan de Austria y fundamental para la victoria de la batalla de Lepanto.

Se crió muy delicado y enfermizo y, en 1537, el emperador Carlos le nombró miembro de la Orden de Santiago y designó compañero del futuro Felipe II, distinguiéndose siempre por su modestia, pues  no consintió que se le nombrara hombre de cámara del Príncipe.

Gozó siempre del favor de Carlos V, al que acompaño a Italia y los Países Bajos siendo nombrado en diciembre de 1561, por Felipe II Embajador ante la Santa Sede, donde hubo de sortear disputas diplomáticas, como la preeminencia del representante francés sobre el español, que el Papa había dado al francés.

Por sus dotes, capacidad y habilidad marinera, fue nombrado Capitán General de la Mar, organizando fuerzas navales que lograron impedir los saqueos turcos en Levante y Baleares, logrado lo cual, fue nombrado consejero de Juan de Austria en la guerra contra los moriscos de las Alpujarras. por expresa decisión de Felipe II.

Durante 1571 y 1572 fue brazo derecho de don Juan de Austria, ejerciendo de segundo jefe de la Armada y, en la batalla de Lepanto, sus muy acertadas disposiciones contribuyeron al triunfo final, lo cual  guardo con discreción y tacto quedando en un segundo plano.

De carácter afable pero firme, tenia una gran modestia y sus sentimientos hacia don Juan de Austria, al que consideraba el mejor de sus amigos, le llevaron incluso a ocultar sus extraordinarios servicios prestados, dándole siempre el merito de su buen hacer a su “buen Príncipe”.

Después del combate de Lepanto, Felipe II le nombró Gobernador de Milán en 1572. y al año siguiente de los Países Bajos, relevando al Duque de Alba, cuya política represiva no habían logrado pacificar el país, con instrucciones de negociación, pero no pudo evitar la prosecución de la lucha, pues pese conceder una amnistía general, y la derogación de las alcabalas, esto apenas tuvo eco en el territorio, teniendo que acudir de nuevo a las armas.

Los gastos militares llegaron a más del doble que años anteriores y los del Ejército, que contaba con 86.000 hombres, superaba con creces las posibilidades económicas de la Hacienda real, por lo que se buscó un acuerdo con los protestantes, prometiendo retirar de Flandes las tropas, con la condición de que el catolicismo sería la única religión y los protestantes tendrían diez días para retirarse al extranjero.

Esta exigencia impuesta por Felipe II, imposibilitó el acuerdo y fracasadas las negociaciones, Requesens emprendió la lucha, pero la carencia de dinero causó un motín de las tropas y cuando en septiembre de 1575, se declaró la suspensión de pagos de Castilla y la financiación del Ejército quedó cortada, estuvieron paralizadas las operaciones militares durante cerca de un año.

Abrumado por tantas desgracias, Luis de Requesens falleció en Bruselas el 5 de marzo de 1576, siendo sustituido en el gobierno de los Países Bajos - sumidos en el caos - por don Juan de Austria.

Finalmente, su cuerpo fue trasladado a su ciudad natal – Barcelona - siendo enterrado en la capilla anexa al Palau, en el que cuarenta y siete años antes, había nacido.

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