Tal día como hoy 28 de marzo de 1942, muere en la cárcel, el poeta y dramaturgo español Miguel Hernández, que fue un poeta, muy importante en la literatura española del siglo XX.
Procedente de una familia dedicada a la cría de ganado, desde muy temprana infancia fue pastor de cabras, recibido tan solo un año de escolarización, aunque empezó a estudiar bachillerado en 1923, y propuesto para una beca, que su padre rechazó, abandonando los estudios y por decisión paterna, se dedicó en exclusiva al pastoreo, actividad durante la cual escribe sus primeros poemas.
En la Biblioteca Pública, empezó a formar un grupo literario con otros jóvenes de Orihuela- Alicante- reuniéndose en una panadería, donde conoce a José Marín Gutiérrez, futuro abogado y ensayista, que se conocerá como “Ramón Sijé”, amigo íntimo desde entonces - y a quien, a su muerte - Hernández dedicará su célebre Elegía.
Su fuente de educación, fueron solo los libros, convirtiéndose en totalmente autodidacta y en marzo de 1931, con 20 años, obtuvo su único premio literario en vida, con un poema llamado “Canto a Valencia” premio que no fue en metálico sino una escribanía de plata.
En 1931 viajó a Madrid, intentando buscar empleo, pero al no lograrlo se ve obligado a volver a Orihuela, donde en 1933 publica “Perito en lunas”, su primer libro con gran éxito, marchando de nuevo a Madrid, donde logra ser nombrado colaborador en las Misiones Pedagógicas y redactor de la enciclopedia “Los toros”, siendo apoyado por su director, así como en la Revista de Occidente, publicando “El rayo que no cesa” influido por la pasión que vive con la pintora Maruja Mallo, iniciando entonces un periodo de poesía más social, y de compromiso político con los pobres y desheredados, quedando anímicamente destrozado, tras la muerte de Ramón Sijé.
Al iniciarse la Guerra Civil, se alista con los republicanos, pasando a formar parte del Partido Comunista , encuadrado en el “5º Regimiento” y otras unidades en el frente, época en la que se casa y viaja a la Unión Soviética, representando al gobierno de la República.
En diciembre de 1937 nace su primer hijo, que muere a los pocos meses y en enero de 1939 el segundo, a quien dedicó las famosas “Nanas de la cebolla”.
Acabada la guerra, decidió volver a Orihuela, pero ante el riesgo de detención, decide irse a Sevilla para cruzar la frontera de Portugal, pero la policía portuguesa, lo entregó a la Guardia Civil, siendo encarcelado, en donde escribe las·”Nanas de la cebollla”, aunque de manera sorprendente, tras gestiones de Pablo Neruda ante un cardenal, salió en libertad sin proceso, a fines de 1939.
Vuelto a Orihuela, fue denunciado, detenido y encarcelado, siendo juzgado y condenado a muerte en marzo de 1940, pero por la intercesión de intelectuales amigos, y el vicario general de la Diócesis de Orihuela, se conmutó la pena por treinta años de cárcel, siendo trasladado al Reformatorio de Adultos de Alicante, donde estuvo también Buero Vallejo y donde enfermó de bronquitis y tifus, que se le complicó con tuberculosis, falleciendo en la enfermería de la prisión el 28 de marzo de 1942, con tan sólo 31 años de edad, siendo enterrado en Alicante.
En 1986, sus restos fueron trasladados a un terreno cedido por el Ayuntamiento de Alicante en el mismo cementerio, donde también se enterró la que fuera su esposa, Josefina Manresa.
En 2011, la Sala Militar del Tribunal Supremo, denegó la posibilidad de un recurso extraordinario de revisión de condena solicitado por la familia, estimando que esta fue impuesta por motivos ideológicos o políticos y que ya estaba anulada con la Ley de Memoria Histórica, que declaró este tipo de condenas como injustas e ilegítimas y que, por lo tanto, no era preciso dictar una nueva resolución.
Hay poetas y poetas; Miguel está entre los primeros. Gloria y seña de una España que se superó a sí misma y no siempre por un camino de rosas, precisamente.
ResponderEliminarCon su muerte con 31 años, perdimos uno de los grandes poetas del siglo XX, que bubiese dado - sin duda - mucha más gloria a nuestras letras,
EliminarBuena reseña, te agradezco por recordarlo... y al Nano Serrat por haber inmortalizado sus poemas.
ResponderEliminarSu poesia es una profunda protesta social....
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