Tal día como hoy 23 de mayo de 1812, muere ahorcado por los realistas en Guadalajara - México - José Antonio Torres también conocido como el "Amo Torres".
Hijo de padres mestizos, se desconoce casi todo de su infancia, pues quedo huérfano muy pequeño y como todos los campesinos pobres, se dedicó a labores del campo y vivió las fatigas de sus contemporáneos compartiendo las injustas condiciones sociales de su tiempo y a la vez aprendiendo de la naturaleza a ser comprensivo y tenaz.
Para poder sobrevivir, desde muy joven se incorporó a un grupo de arrieros de las muchas recuas de mulas que cruzaban la región de Michoacán y Nueva Galicia, donde hizo amigos que le fueron de gran ayuda en su lucha libertaria.
Llegó a ser el administrador de la hacienda de Atotonilquillo – Jalisco - donde se le conoció como “El Amo Torres” y en octubre de 1810, siendo ya un hombre maduro se presentó al Cura Miguel Hidalgo – primer líder de la independencia de México- pidiendo autorización y elementos para secundar el movimiento, nombrándole este coronel, y asignándole 400 hombres, bajo promesa de ocupar Guadalajara a favor de la independencia.
Intervino en varias batallas contra los realistas españoles, para después tomar Guadalajara y entrar en ella el 11 de noviembre de 1810, lo cual notificó a Hidalgo dando cuenta del cumplimiento de su promesa y recibiendo al caudillo en esta ciudad.
Mientras que el cura Miguel Hidalgo tenía fama de sanguinario, Torres la tenía de hombre que respetaba la vida y trataba de ser justo a la hora de conquistar territorios y devolver a los indígenas las tierras que les pertenecían,
Torres siguió manteniendo la lucha independentista en la zona de Nueva Galicia y Michoacán hasta que finalmente, ascendido a general, siendo derrotado y capturado el 4 de abril de 1812.
El 11 de Mayo, amarrado a una carreta, entró prisionero a Guadalajara siendo juzgado al día siguiente en forma sumaria y condenado a ser ahorcado, decapitado y descuartizado, cumpliéndose la sentencia el 23 de mayo en la misma ciudad.
Como era norma entonces, su cabeza fue cortada y colocada en un palo y su cuerpo descuartizado y enviado como escarmiento a diferentes lugares, mientras su casa era arrasada, sembrándose el solar de sal y en su centro se colocó un “padrón de ignominia”, nota pública de infamia por su traición.
El Amo Torres no fue hombre de letras, pero se nutrió de la cultura de la tierra en los muchos caminos que transitó y que de boca a boca se compartía.
Su historia nos lo presenta como hombre auténtico, que se respetaba a si mismo y al prójimo y por eso era humilde y humanitario tanto en los éxitos, como en los fracasos, siendo siempre hombre de extraordinario valor y audacia.
Aunque hoy está prácticamente olvidado, es uno de los héroes de la independencia de México y por decreto en abril de 1829, se dio a la villa de Zacoalco, en su honor, el nombre de “Zacoalco de Torres”, en donde existe una estatua a su memoria.
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