Tal día como hoy 9 de mayo de 1977, el industrial catalán José María Bultó Marqués, muere al explosionar una bomba que le habían adherido al cuerpo.
José María Bultó era un brillante empresario de familia burguesa, de rica tradición industrial textil, en su momento la más acaudalada de Cataluña y durante años, presidente de la Asociación de Industriales Textiles Algodoneros, entonces el sector industrial quizás más importante en la región.
Un pequeño artefacto, del tamaño aproximado de una tableta de chocolate, con un sistema de explosión basado en la falta de presión y pegado con un esparadrapo en el pecho, fue el causante de su muerte a los 76 años, cuando presidía Sociedad Anónima Cros, y era dueño de la empresa de motocicletas Bultaco.
Su asesinato tuvo lugar mediante un atentado cometido por la organización terrorista “Exèrcit Popular Català” - Ejército Popular Catalán - tras estallar la bomba que dos militantes de este grupo terrorista le adosaron al pecho, bajo la amenaza de hacerla estallar si no pagaba 500 millones de pesetas.
Bultó estaba este día en casa de un hermano suyo, cuando entraron al domicilio cuatro o cinco personas con armas cortas, amenazando a todos y encerrándoles en una habitación, para reclamar luego una fuerte suma de dinero al presidente de Cros y al negarse este, le dieron veinticuatro horas para. proporcionarles el dinero, instalándole en el pecho un artefacto, con la advertencia de que si intentaba quitárselo, haría explosión.
Bultó fue portador, hasta las cinco de la tarde, del explosivo que le quitaría la vida - cuya carga explosiva era el equivalente a doscientos gramos de trinitotoluenoadosado- adosado a su pecho con un esparadrapo, y sin comunicar el hecho a la policía, marchó a su casa, y en el baño, intentó quitárselo.
La bomba estaba dotada de un sistema depresionante para provocar la explosión , es decir, en lugar de estallar por presión al ser oprimidos, en este caso lo hacía al ceder la presión, lo cual hizo que al desprenderlo del cuerpo, hiciese explosión causándole la muerte.
La pretensión de los terroristas era abrir el camino a una nueva oleada de atentados en el país, de cara a la cercana campaña electoral pretendiendo desestabilizar la situación política, por lo que el hecho fue condenado por todos los partidos, desde la izquierda a la derecha.
Una vez identificado y detenido todo el comando, la Audiencia Nacional condenó a los dos máximos implicados a penas de treinta años de reclusión como autores de la colocación del artefacto en el pecho de Bultó; a un tercer procesado, a doce años, como cómplices a los dos restantes, a dos años y tres meses cada uno, como colaboración con bandas armadas.
Todos los grupos y grupúsculos totalitarios de uno y otro signo, que en sus panfletarias proclamas dicen siempre aspirar a la “democracia” hacen en cada momento cuanto está en su mano, por acabar con ella.
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