Tal día como hoy 7 de mayo de 1915, durante la Primera Guerra Mundial, el submarino U-20 de la Marina Imperial Alemana, hunde cerca de Irlanda al transatlántico RMS “Lusitania”, muriendo 1.198 personas.
Al inicio de la guerra, la Armada Británica requisó el Lusitania, quedando inscrito como “crucero auxiliar armado”, pese a que el barco tenía características que lo inhabilitaban para enfrentarse a una emergencia en caso de ser torpedeado.
Cuando salió del puerto de New York el 1 de mayo, llevaba 1.959 personas a bordo, entre ellas 129 niños y 39 bebés y en su carga - camuflado entre los avituallamientos de manera furtiva - figuraba material de guerra, entre otros 1.248.000 cajas de granadas de cañón.
El Lusitania tuvo la mala fortuna de caer víctima de un torpedo, antes de que se implementaran técnicas para la evasión de submarinos y las investigaciones del accidente que se llevaron a cabo en Reino Unido y Estados Unidos, acerca de las causas precisas que había provocado la pérdida del barco fueron obstruidas debido a las necesidades de mantener secretos en tiempos de guerra, así como a la campaña de propaganda paralela para asegurar que toda la culpa recaía en el enemigo alemán.
La tragedia del Lusitania sucedió la tarde del 7 de mayo cuando le quedaba ya poco para llegar a las costas de Irlanda, antes de seguir rumbo a Inglaterra. La calma y la confianza reinaban entre el pasaje, que ya se sentía a salvo apunto de concluir el viaje y entonces sucedió.
Convencido de que el Lusitania trasportaba armamento militar, además de civiles, el almirante alemán Walther Schwieger, al mando del submarino de guerra U-20, dio la orden de disparar un torpedo que impacto en la zona de proa del trasatlántico causando una gran explosión.
Inmediatamente después, se produjo otra enorme explosión y el barco se hundió en apenas 20 minutos, dejando tras sí una estela de 1.200 muertos, entre ellos, muchos niños.
El debate en torno a si era un objetivo militar legítimo continuó a lo largo de la guerra, mientras ambos bandos hacían declaraciones confusas acerca del incidente, pero en el momento del hundimiento, el Lusitania llevaba a bordo una gran cantidad de munición y material militar, además de pasajeros civiles.
El gobierno alemán lo justificó como un acto típico de la guerra y quedaron numerosas preguntas como, por qué la declaración de carga no incluyó el material de guerra; o por qué los ingleses no escoltaron al crucero cuando se internó en las peligrosas aguas de Irlanda, que hicieron pensar, que el Lusitania había sido entregado como “carnaza” a los alemanes, para favorecer que Estados Unidos entrara en la guerra.
El hundimiento hizo que la opinión pública en muchos países se opusiera mayoritariamente a Alemania, contribuyendo a la entrada de Estados Unidos en la guerra, y se convirtió en un símbolo de las campañas militares de reclutamiento, aunque - contra lo que se esperaba - la tragedia no incorporó al conflicto a los Estados Unidos, hasta dos años después.
A lo largo de los años, se han realizado diversos intentos para sumergirse hasta el pecio y recabar información precisa acerca de cómo se hundió el barco, y el debate continúa todavía.
Fuese de quien fuese la culpa, 1.198 personas inocentes lo pagaron con su vida.
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