Tal día como hoy 1 de mayo de 1898, se produce el “desastre de Cavite” - Filipinas - en el que la flota española, del almirante Montojo, es derrotada por la estadounidense.
Al poco de la explosión del acorazado Maine en la Habana, el 15 de febrero de 1898, los norteamericanos dirigieron su flota asiática, compuesta de 4 cruceros protegidos y un cañonero, al que poco después se incorporó un nuevo crucero, a Hong Kong, preparándose para atacar Filipinas en caso de estallar la guerra con España.
Las fuerzas navales españolas, se reducían a dos cruceros de más de tres mil toneladas, y 5 cruceros de mil toneladas - dos de ellos con sus máquinas inútiles - más tres cañoneros de los que uno estaba fuera de servicio y otro al sur de las Filipinas y algunos transportes de guerra y guardacostas, armados ligeramente, que no podían intervenir en el combate.
Debido a ello, el contraalmirante Montojo pidió buques, cañones de costa y minas a Madrid, que finalmente decidió enviar minas, pero demasiado tarde para ser utilizadas en el combate.
Durante la madrugada del día uno de mayo, se tocó zafarrancho de combate en los navíos españoles y una hora depués se inició el fuego, pero mientras los barcos españoles no se movían de sus posiciones o lo hacían muy lentamente, ofreciendo un blanco inmejorable a los americanos, estos navegaban deprisa y paralelos a los españoles.
Tras cerca de dos horas de combate, el comodoro Dewey jefe de la flota USA, decidió retirarse debido a que apenas tenía municiones, sin que hasta ese momento a pesar de que varios buques españoles estaban ardiendo, hubiese conseguido hundir ninguno y el fuego español había provocado un incendio en un crucero y daños considerables en otro.
Pero mientras dudaba en volver a realizar un nuevo ataque, Montojo ordenó a sus barcos retirarse y hundirlos si la lucha se hacía insostenible, ante lo cual los norteamericanos decidieron reanudar su ataque, que se produciría ya casi sin oposición de los españoles, por lo que estos decidieron hundir los buques para evitar que cayesen en manos norteamericanas, mientras estos hacían blanco con total impunidad sobre los indefensos navíos españoles.
A las 14:30 horas de la tarde, se ordenó cesar el fuego que aún mantenían e iniciar las negociaciones de rendición del arsenal de Cavite, aunque los buques españoles no debían ser tan viejos pues los norteamericanos reflotaron alguno de ellos, para incorporarlos a su propia marina, como el “D. Juan de Austria” que se mantuvo en servicio hasta 1921 y "Isla de Luzón” que lo estuvo hasta 1919.
En septiembre de 1898, Montojo fue relevado de su cargo juzgado y encarcelado, aunque más tarde, sería absuelto, ya que la pérdida de las Filipinas era inminente por el estado obsoleto de las naves españolas lo cual hizo saber al Gobierno en varias ocasiones, sin recibir respuesta en ninguna de ellas.
Como siempre sucede en Historia y en este caso también, la razón va compartida. Parece claro que la decisión de Montojo de hundir sus buques fue precipitada, habiéndose puesto en duda por los expertos este extremo, existiendo desde hace algunos años, una pugna entre la versión oficial, que le exime de toda responsabilidad, y otros más críticos con la actitud del Almirante.
De cualquier modo, aunque visto el estado de su escuadra poco cabía exigir a Montojo, tampoco su comportamiento fue como para figurar en la relación de brillantes estrategas navales.
Otro caso en la historia: Donde le toca perder como siempre al menos preparado y más confiado.
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