Tal día como hoy 13 de mayo del 931, es degollada Argéntea, religiosa de un convento mozárabe de Córdoba, hija del rebelde Umar ibn Hafsūn ibn Ya`far ibn Sālim, conocido “Omar Ben-Hafsum”.
Ben Hafsún, nació en Parauta - Málaga - en la Serranía de Ronda y fue un guerrillero andalusí caudillo de una rebelión contra el Emirato de Córdoba, convertido en rebelde al matar a un bereber que robaba ganado a su abuelo y tras este asesinato, se escondió en el Desfiladero de los Gaitanes, en las ruinas de un viejo castillo, del que haria el inexpugnable Bobastro.
Subiendo por la carretera de Álora hacia El Chorro, se puede llegar hasta las Mesas de Villaverde y si el día está claro, verse el castillo de Teba, bastión norte de la defensa de Bobastro, enclave fortificado con un alcázar del que ya no se conserva nada y una iglesia rupestre mozárabe, única en su género con varias estancias, dos silos y un aljibe, todo ello una joya de la arquitectura medieval.
Capturado Ben Hafsún por el valí de Málaga y aunque sólo lo azotó pues no sabia de la muerte, decidió escapar a África hasta volver el año 880, aprovechando el caos de Al-Ándalus, consiguiendo reunir una partida de mozárabes, muladíes y beréberes descontentos, mejorando las defensas de Bobastro y haciéndolo casi inexpugnable.
Ante el incremento de su poder, el emir de Córdoba le perdonó y tomó a su servicio como guardia personal, pero menospreciado e insultado por altos mandatarios del emirato y llegando incluso a faltarle la comida, se rebeló iniciando la conquista del territorio.
La supremacía militar de Omar en guerra de guerrillas era imparable, apoderándose de Comares y Mijas, pero fue cercado en Bobastro, logrando su rendición a cambio de la amnistía, aunque cuando el emir se retiraba, rompió la tregua, reiniciando este el asedio y muriendo frente a los muros.
Omar ben Hafsún aprovechó para firmar alianzas con otros rebeldes y tomar Estepa, Osuna y Ecija y en el 889 Baena, masacrando a sus defensores lo que hizo que el resto de la Bética sur se rindiese sin luchar y sus tropas llegaran cerca de la capital, Córdoba.
En el cenit de su poder, Ben Hafsún dominaba las provincias de Málaga y Granada siendo reconocido oficialmente como gobernador, mientras se convierte al cristianismo con el nombre de Samuel e intenta el reconocimiento de su estado por el rey asturiano Alfonso III.
Su bautizo le restó partidarios, reduciendo su poder de convocatoria y bajando su carisma de líder indiscutible, pero continuó luchando desde Bobastro hasta su muerte en el 917, donde resistió su hijo hasta 928, aunque finalmente la rebelión fue reprimida y el clan de los Hafsún tuvo que huir.
A su hija Argentea, se la venera en la Iglesia Católica como virgen y mártir, pues sufrió martirio degollándola tras cortarle la lengua, el 13 de mayo del 931 y los cristianos cordobeses reconociéndola como Santa, la enterraron en la actual Iglesia de San Pedro.
Tras 50 años de resistencia, cayó la ciudad rebelde que llegó a tener unos 10.000 habitantes, con palacios, alcázares y sólidas murallas, siendo asolada tras su conquista por Abderramán III, que profanó la tumba de ben Hafsún y su hijo mayor, exponiendo los restos en Córdoba y esparciendo luego sus cenizas.
Si te apasiona la historia, amigo lector, al bajar de las Mesas de Villaverde, tendrás la sensación de haber oído sus susurros, confundidos con el viento.
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